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Hoy es domingo y el día amerita ser menos trascendental, menos serio, más distendido pero voy a hablar de un tema no tan distendido y no es otro que la CULPABILIDAD.
Todos, en algún momento, nos hemos sentido culpables por algo, aunque el motivo de nuestra posible culpa haya sido un hecho fortuito sin ánimo de daño. En esta vida todos somos humanos y alguna vez, sin duda, habremos dicho o hecho algo que a otros les puede haber molestado sin nosotros saberlo.
Hasta aquí es normal sentirse culpable por algo que a lo mejor ni hemos hecho porque las personas buenas de corazón temen dañar al prójimo. Pero hay otro tipo de almas que en su podredumbre y a sabiendas del mal que reparten se sienten con una culpa tal, que cualquier palabra oída, leída o pronunciada son tomadas cómo ofensas.
Estas personas no son capaces de entender que cuando las almas buenas viven felices no se paran a pensar en aquellas personas carentes de empatía hacia los demás, cuando tu vida es plena, aunque haya episodios tristes en ella, tu mirada va dirigida a todo aquel que merece la pena, nuestras fuerzas van dirigidas a aquellas almas que tienen algo bueno que aportar, a aquellas que son puro amor y por estas personas merece la pena empequeñecer y aprender.
Las personas que son malas por naturaleza se creen protagonistas en todas las fiestas, se creen el niño en el bautizo y el muerto en un entierro pero no es así. Nadie se acuerda de ellos y nada va dirigido a ellos aunque la culpa de las fechorías les corroa de tal manera que se crean protagonistas cuando no lo son (sólo faltaría).
Me es divertido obsevar sus comportamientos porque la culpabilidad es muy protagonista y no pasa desapercibida aunque la quieran tapar con sarcasmo. La mejor arma con la que luchar contra este tipo de personas es la indiferencia...
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Elena. M§
El mundo de Aylin 