
¿Cómo llegamos a cambiar de gustos, de manera de ser, de manera de actuar por otra persona a la que idolatramos?
Ella acababa de romper una relación de doce años por maltrato sin llevarse nada del matrimonio, se fue sin dinero y sólo con su ropa. Estaba muerta, no tenía autoestima, no creía en ella, había sido convencida de que nadie la querría porque ella no valía nada, que sin él no sería nada,por todo ello sólo era un espíritu andante que deambulaba por la vida sin ninguna razón para vivir.
Ella por él fue cambiando sin darse cuenta, cambió su manera de vestir, tenía miedo de hablar con el género masculino por si se enfadaba su marido porque ella sabía que tendría consecuencias. No salía con amigas a no ser que saliera con él. Era una muñeca a merced de él pero ella ni lo notaba.
Un día en el que vió peligrar su vida fue cuando tomó la decisión de irse de casa. Llamó a su hermana que vivía en otra provincia y se la llevó vuelta a casa.
Se fue a casa de sus padres que siempre la ayudaron. Ellos intentaban animarla porque no comía, no salía de casa y no tenía ganas de vivir. Gracias a ellos y sobre todo gracias a su hermana poco a poco empezó a volver a vivir. Encontró trabajo y empezó a llevar una vida más o menos normal aunque aún tenía su autoestima por los suelos, aún se creía inferior y aún no le veía nada positivo a la vida. Siempre que salía de casa preguntaba a su hermana si se veía bien porque el reflejo que le devolvía el espejo cuando se miraba era un reflejo distorsionado.
Un día su hermana la anima a salir con ella para ir a una despedida de soltera, amiga de su hermana, convenciéndola o mejor dicho obligándola a arreglarse. Se puso guapa y fue a su primera salida de ocio desde su separación.
En la discoteca todos la miraban, todos querían acercarse a ella aunque no comprendía que otros se pudieran fijar en ella y eso la confundía porque aún arrastraba su carga encima. Ese mismo día un chico estaba siendo muy pesado e insistente y ella no quería salir a bailar ni conversar con él, no tenía ganas. De pronto se acerca un chico muy guapo que increpa al tan pesado pretendiente y éste se va. A partir de ese momento su salvador se sentó con ella y pasaron casi toda la noche hablando. Ella se confesó con él y le narró todo lo que le había sucedido. Se dieron los números de teléfonos y así empezó otra relación de la que se arrepentiría después.
Pasaron ocho meses desde que se conocieron y él le propuso vivir juntos. ¡Estaba tan enamorada que hubiera hecho cualquier cosa por él! No la habían tratado nunca como lo hacía él , le daba su espacio, la animaba a salir con sus amigas, a buscar otro empleo si con el actual no estaba a gusto, en fin, estaba loca de alegría y una esperanza inmensa en esa relación.
Todo iba fluyendo bien, ella estaba muy enamorada y en principio no captaba el sutil cambio por el que estaba pasando. Él la animaba a ponerse guapa, vestirse sexi, a llevar tacones (aunque en honor a la verdad siempre los había llevado) y quería demostrarle que a él no le importaba cómo se vistiera que la querría igual. Le regalaba joyas bonitas, estaba atento a sus deseos y así iba pasando el tiempo.
Pasaron unos meses en los que ya vivían juntos y ella observaba que algunas noches se arreglaba mucho para salir. Ella se quedaba extrañada porque no le daba ninguna explicación . Le preguntó donde iba y él le dijo que había quedado con unos amigos y que se le olvidó contárselo. Llegó a las seis de la mañana. Al día siguiente él la despertó con el desayuno en la cama pidiéndole que lo perdonara porque hablando y hablando se fue pasando la noche sin darse cuenta de la hora. De todas maneras ella era de las que le parecía bien que cada uno tuviera sus amigos y que de vez en cuando salieran cada uno por su lado.
Ella desde hacía mucho tiempo sentía en su corazón algo que la ahogaba en su interior mostrando la intranquilidad en ciertas ocasiones pero estaba tan enamorada que obvió este sentimiento. Poco a poco fue apreciando actuaciones raras que la hacían sentir esa intranquilidad en el pecho que la hacía casi no poder respirar. Era como si lo presintiera, estaba bien y otros días sentía de nuevo esa sensación.
Él trabajaba algunos días fuera de la ciudad y ella aprovechaba para estar con su familia o salir con sus amigas. Una noche estando en casa de sus padres vuelve a sentir esa sensación que no la dejaba respirar. Estaba intranquila y con ansiedad.
Al cabo de unos cuatro años de convivencia comenzó a sentir esa sensación más frecuentemente. Ella para entonces ya tenía dudas sobre su fidelidad, creía que él la engañaba pero no tenía la seguridad de que así fuera. Ella le preguntaba cuando llegaba tarde si se veía con alguna otra mujer y él decía que no, que ¡cómo se le ocurría eso, que estaba loca! Empezó a cambiar en su manera de comportarse, ella tenía la sensación que en las conversaciones no la tomaba en serio, que la dejaba un poco de lado cuando estaban con otras personas. Un día en el trabajo de él hacían el evento del día de puertas abiertas para familiares, pero no quiso que ella fuera, cabe decir que desde que vivían juntos no le había presentado a ningún amigo suyo, para sus compañeros de trabajo él seguía sin pareja.
Ella tenía mucha ilusión en ir a ver la exhibición y le pidió casi le rogó que la dejara ir. Aceptó que fuera, pero con algunas condiciones, no tenía que saludarlo cuando lo viera, quería que disfrutara del espectáculo y luego se fuera. Eso la mató por dentro pero aceptó porque le hacía mucha ilusión ver la exhibición. Para entonces aún no era del todo consciente de que volvía a repetir esa vida sin vivir, otra vez era una muñeca rota en manos de otro desalmado. Fue al evento, no lo saludó y volvió a casa tal y como él le había dicho. Ese día llegó a casa sobre las ocho de la mañana y como siempre respondía se había quedado celebrando con sus amigos.
Ella le confiaba todo a su hermana y ésta estaba atónita de que le hiciera esos desplantes, le dijo que no era normal que no compartiera su relación de pareja con sus amigos y que después de tantos años no los conociera. Convenció a su hermana para que le ayudara a investigar y saber la verdad ¿Pero qué haría si descubría lo que tanto temía? no lo sabía pero de lo que estaba segura era que quería saber la verdad.
Él seguía saliendo con los amigos de vez en cuando diciendo que habían organizado una barbacoa así que no sabía cuando llegaría. Habían hecho amigos en el barrio con los que sí salían juntos como una pareja normal. Con ellos quedaban para salir, cenar o irse de vacaciones juntos.
Un día se atrevió a abrir una factura del teléfono móvil de él y descubrió varios números que se repetían mucho y en los que había muchos minutos de conversación. Se apuntó esos números para llamar más tarde.
Seguía el día a día con cada vez más manías, le reclamaba que fuera a su trabajo con tacones y que al llegar a casa se los quitara. Cuando iban a andar de tiendas él le decía que se pusiera tacones y que si se cansaba ya irían parando, cuando se ponía más cómoda él ya empezaba a decirle * ¿Así vas a ir, es que te vas a poner zapatillas de deporte? cuando vas a trabajar no llevas bambas»y así una lista interminable de por qué no se ponía más guapa para él. Empezó sibilinamente a decirle que con más pecho se le verían mejor los vestidos ya que según él tenía poco pecho. Tanto se lo iba metiendo en la cabeza sin decirlo claramente que finalmente ella se operó para un aumento de pecho.
Para entonces ya su familia había notado los cambios en ella, empezó a visitarlos cada vez menos, cuando los visitaban juntos ella actuaba de una manera diferente, alguna vez veían que no la trataba cómo un igual sino que a veces y muy sutilmente le cortaba en las conversaciones o le llevaba la contraría insinuando que ella no sabía mucho del tema.
Llegó el día en que se atrevió a llamar a esos números que había apuntado y tal como se temía eran chicas con las que estaba liado. Ella con mucha educación y sin culpar a las pobres amantes les dijo que ella era su pareja y qué relación tenían con él. Las chicas muy sinceras le dijeron que tenían con él una relación en la que se estaban conociendo y que no sabían que tenía pareja. Una de ella era de la ciudad donde vivíamos pero la otra era de fuera. Empezó a sentir una ansiedad en la que se quedó paralizada sin poder moverse. Llamó a su hermana contándoselo todo y su hermana le dijo que fuera a casa de sus padres. Así lo hizo cogió ropa en una maleta y se fue sin decir nada.
Al poco rato él la llama y llama pero ella no quería contestarle sobre todo en esos momentos tan recientes. Seguía llamando y mandándole mensajes pero ella los obviaba. Llamó a casa de sus padres y ellos dijeron que su hija estaba allí y que en ese momento no se podía poner al teléfono. El seguía llamando y le mandaba mensajes de voz llorando como un niño porque no comprendía lo que estaba pasando.
Cuando decidió hablar con él le confesó todo lo que sabía y le indicó muy claramente que no lo desmintiera porque había hablado con las chicas. Le pidió perdón de todas maneras posible, le rogaba, le lloraba…. tanto le suplicaba que ella que aún no tenía la fortaleza suficiente decidió darle otra oportunidas y volvió a retomar la relación.
Los primeros meses tal la ruptura todo iba muy bien, no había movimientos extraños y fue feliz como nunca antes había experimentado (o eso creía ella).
Pasado un año aproximadamente ya empezó a sentir en el estómago esa sensación que conocía tan bien. Empezó a tener ataques de ansiedad y una sensación en el corazón que le impedía poder respirar. Ya lo intuía, algo pasaba otra vez, ya empezaba a salir otra vez con sus amigos pero ella aún no los conocía.
Otra vez descubrió infidelidades, comportamientos extraños, salidas de tono y discusiones sin sentido que él propiziaba.
Así estuvo trece años, rompiendo la relación y volviendo otra vez, ella era incapaz de dejarlo. Cualquier persona podría decir que fue tonta, que ellos no lo aguantarían pero nadie puede juzgar estas actitudes a no ser que las hayan pasado y aún así cada uno actúa según puede.
Durante todos esos años la fué anulando sin que ella, como siempre, se diera cuenta. Su familia le aconsejaba pero como cualquier persona que está anulada ella sólo veía a través de él.
Se enteró de que estaba hablando y viéndose con una anterior relación. Mientras ella estaba en casa de su cuñado y su suegra en Mallorca él estaba teniendo una relación paralela. La llevaba a su casa que se estaba reformando (por eso se habían ido a vivir una temporada a Mallorca) y la ponía como contacto con los trabajadores porque él también estaba en Mallorca aunque de vez en cuando y con la excusa de la rehabilitación del piso se iba algunos fines de semana.
Ella ya tenía claro que otra vez estaba con sus andadas. Más tarde descubriría e incluso hablaría con la otra afectada. Este fue un punto de inflexión en el que ella volvió a irse de casa. Pero como siempre la llamaba llorando y diciéndole esas cosas que se dicen siempre «no volveré a hacerlo más, dame otra oportunidad, yo sólo te quiero a ti». Hasta medió su madre para que lo perdonara. Ella estuvo aguantando tres meses sin darle otra oportunidad pero un día se presentó en su trabajo y de rodillas le suplicó que volviera.
Este acto volvió a hacer dudar a mi amiga y se engañó a sí misma diciéndose que si se había atrevido a hacer eso por ella entonces tal vez no la engañaría más. Estuvieron unos cinco años en los que ella no había vuelto a sentir esa mala vibración. Si la había engañado o no no lo sabía pero ese termómetro que le medía las constantes no se había vuelto a revelar nada extraño.
A los trece años de convivencia otra vez empezó a sentir que la engañaba pero esta vez con alguien del barrio. Ella sufrió una operación bastante importante en esos momentos y él estaba muy frío, la visitaba como si fuera cualquier amiga o conocida y no se quedaba con ella más de quince minutos. Su hermana es la que cuidó de ella. En ese punto ya no aguantó más y decidió marcharse para no volver. Cuando salió del hospital se fue directamente a casa de sus padres. Al cabo de unos meses decidió irse a vivir fuera de la ciudad a otra casa que tenían.
Hasta allí fue él otra vez a suplicarle, rogarle, llorarle.. .. Ella finalmente no cedió y cortó la relación aunque eso la mató . Ahora se había quedado anímicamente peor que antes de conocerlo. Sabía que ésto no lo superaría tan fácilmente. Ya no creía en el amor, no creía en las relaciones se había quedado seca por dentro. Habían absorbido toda su esencia, toda su autoestima y la habían dejado como una piltrafa a la que se puede pisotear.
Se convenció de que no había sido amada por nadie y que sólo la habían utilizado para aumenar la autoestima de ellos pero nada más.
Ella había apostado todo lo que tenía por ellos y lo había perdido todo. ¿Llegaría a salir de este pozo tan oscuro en el que estaba? Cómo volver a quererse y cómo convencerse a sí misma que valía la pena. Aunque su familia y amigos intentaban contradecir sus creencias ella no los oía.
Pero se había propuesto no volver a sufrir más por nadie aunque no estaba segura de conseguirlo.
Sí, se había propuesto salir a flote y no confiar en nadie así no le volverían a hacer daño.
Ahora vive, disfruta y es dueña de su vida y se ha prometido a sí misma que no dejaría nunca más que alguien la pisoteara.
Yo espero por su bien que lo consiga.
SER FELICES
E. M§

Debe estar conectado para enviar un comentario.