Publicado en Entretenimiento

¿NAVIDAD, DULCE NAVIDAD?

Flores de Navidad para alegrar los momentos. Foto de Elena. M.

¡Puñetera vida, que da al que ya tiene!

Empiezo el blog de hoy de «esta guisa» porque me cabrea mucho leer las noticias diarias.

Soy tan consciente cada día de la hipocresía de la gente en general que se me sube la adrenalina. Todo lo que hay que decir está dicho, todo lo que hay que opinar ya ha sido divulgado pero aún así seguimos siendo una especie destructiva cuyo mayor placer es pisotear al otro, tener más dinero que el otro y sobre todo tener más poder que el otro…

Todos ya sabemos de las ayudas humanitarias publicitadas para que la gente aporte su «granito de arena», pero se me presenta tan irrisorio que me enfado conmigo misma.

Están pidiendo a la peña, que apenas sobrevive con un sueldo mínimo, una donación para los pobrecitos niños del mal llamado «tercer mundo», para esos países que siguen sin evolucionar por culpa de gobernantes corruptos que se embolsan todo lo que pueden, en pleno siglo tecnológico.

Además, emiten tantos anuncios al respecto que una se siente culpable por no poder aportar o no aportar lo suficiente.

Sin embargo los que están cobrando millones sólo  hacen las aportaciones necesarias para tener un buen dinero que desgravar en sus declaraciones, si es que tienen a bien  hacerlas.

Y no me digáis que hay muchos millonarios que donan. Si cada millonario que hay en todo el mundo, que son muchos, donaran una ínfima cantidad de lo que tienen, el mundo no estaría cómo está. Por lo tanto quien más tiene es el que menos da.

Si estos millonarios dieran dinero y emplearan su poder para la abolición de políticas ancestrales, no habría en pleno siglo XXI países muriendo de hambre, no habría especulación, no habría enriquecimiento a costa del empobrecimiento. Si esta gente con millones «a expuertas» empleara sus millones en apoyar gobiernos justos no habría al mando de algunos países, verdaderos cabrones…..

Y ahora vienen las fiestas y nos atiborran a películas navideñas en donde todo es perfecto, nos empapan de publicidad sobre regalos y regalos… Nos  inducen y nos piden juguetes usados para los que no tienen, pero fulanito de tal que juega en no sé qué equipo, va a gastarse 1.000.00 €,en el nuevo capricho. ¡Ahhh, pero eso sí, luego sale en televisión mostrando cómo reparte juguetes en los hospitales!

No saben que a los que tienen poco no hace falta empujarles a que donen. Los menos afortunados son los que más comparten, son los que más empatizan con los desesperados.

Nadie le grita a los que presumen de tener yates màs grandes que 30 edificios de mi barrio, que dejen un poco de dinero para los que no tienen ni para comer. Desde que soy pequeña veo anuncios tremendos de niños esqueléticos que no tienen para comer y ¿vosotros creéis que en todos estos años no ha habido una solución para atajar esta crueldad?

Todo esto me ha despertado este sentimiento de desgana, de tristeza, de nulidad. Y la cosa no acaba, estas cuestiones van a peor. Gobiernos que no se identifican por ideales sino por coaliciones que beneficien a sus anhelos partidistas y no al beneficio común.

Soy de las personas que se quejan pero que intentan aportar soluciones.

Una solución tan simple que me da casi vergüenza exponer sería:

Quién se presente a elecciones para formar parte de nuestro gobierno y quien nos gobierne en ayuntamientos, obligatoriamente han de beneficiarse de todas las instituciones públicas de las que disfrutamos el resto de los ciudanos.

Todos y cada uno de los que nos están gobernando han de ir a la sanidad pública, han de moverse en transporte público por las ciudades, han de estar en listas de espera para hacerse cualquier operación, sus hijos tendrían que cursar sus estudios en colegios públicos donde la variedad racial hace que todos seamos iguales, han de hacer cola para tramitar documentación, han de cobrar dos años de paro cómo cualquier personita de a pie.

Y si estas opciones no son aceptadas, no puedes gobernar ni presentarte a elecciones. Tendría que ser una obligación «sine quan non».

Si no eres un integrante de nuestro gobierno y eres un ciudadano cómo el resto, que paga sus impuestos, entonces puedes contratar servicios de instituciones privadas si te lo puedes permitir. ¡pero que tú, que me gobiernas, hables de problemas ciudadanos cuando no los estás padeciendo! Me parece un poco chistoso y además me ofendes. ¿no os parece?


Cuando se van de su cargo en el gobierno no se les concede el paro porque han renunciado al puesto y cuando no sean reelegidos entonces que cobren su consabida indemnización, el paro en caso de no encontrar un puesto de trabajo y sobre todo y lo más justo para todos, que no les quede ningún sueldo vitalicio.

Lo único por lo que merece la pena son los niños y sus sonrisas con las fiestas. Y por todas aquellas personas buenas que disfrutan. Foto Elena. M

¿Navidad, dulce Navidad?

Continuará…

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Autor:

He aprendido a disfrutar con las cosas pequeñas que no tienen precio, todo lo que se puede comprar carece de valor en mi alma.

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