
Coge tu mejor look, maquíllate sútilmente, ponte bella y sal a la calle a pisar fuerte porque va a ser un gran día.
Vamos a jugar a un juego y quiero que me acompañes. Mira, observa detenidamente a la gente, a las personas que pasan a tu lado o a las que tienes sentadas frente a ti en el metro.
Intenta imaginar a esas mismas personas en historias diferentes, inventa con cada una de ellas un guión y hazlas protagonistas.
Cada persona nos refleja una imagen exterior que bien pudiera ser que no fuera la real, pero cómo no las conocemos de nada, míralas a los ojos y plasma en sentimientos la historia de sus vidas.
Es un juego que te puede parecer idiota y quizás lo sea, pero ten paciencia que todo se descubrirá al final. Confecciona un cuento con aquello que te imagines.
Que no te importe en qué tipo de relato los incluyas, pero párate a escudriñar toda su persona.
Cuando te fijas en alguien muy detenidamente encuentras similitudes en todos nosotros, sus ademanes al hablar traduce bastante fugázmente su manera de ser, el tono de su voz, el lenguaje corporal, todo va encajando para crear una historia de ese personaje.
Una vez creado tu cuento, cuya protagonista es una señora con un carro de la compra que se para a hablar con una conocida, piensa en las posibilidades que tienes de que la historia que has creado sea cierta, sea acorde a lo que esa señora es en realidad….
Si no me mientes, me dirás que hay un 1% entre 1.000.000 de posibilidades de que tu narración se ajuste a la realidad de esa señora.
Entonces si pensamos, que por unos pocos minutos de atención hacia alguien, no podemos averiguar cómo siente, cómo vive, cómo sufre, si es odioso, si es bondadoso, ¿cómo podemos hacer juicios de valor sobre los demás? ¿Cómo es creíble lo que percibes en redes? Si estás de acuerdo en que por ver unos minutos a una persona no eres capaz de prejuzgar correctamente, ¿Qué te parece diferente cuando adelantas conclusiones de personas que muestran un 1% de minutos de su vida en redes entre 1.000.000 de los que viven al día?
Prejuzgamos alegremente, sacamos conclusiones erróneas, insultamos a los demás pensando que sabemos cómo gestionan sus sentimientos.
Leo comentarios en redes de todo tipo pero los que no puedo aguantar y se me antojan imbéciles son aquellos que hablan con ligereza de los demás.
Quizás valoréis cómo una chorrada este experimento, pero yo lo hago muchas veces cómo un método exitoso para no prejuzgar a nadie. Ahora, por otro tipo de cuestiones, observo a las personas y sus atuendos, estudio cómo se visten, se calzan, qué tipo de loks se ven transitar más por las calles y ésto me hizo pensar que en sólo unos minutos no podemos vislumbrar el yo interior del prójimo, entonces ¿por qué el mundo está lleno de chafardeo, de prejuicios, de insultos? ¿Por qué somos tan obsoletos y repugnantes cuando opinamos sin saber, castigamos sin conocer y juzgamos sin pruebas?
Cuando quieras opinar sobre alguien al que no conoces, no seas idiota y deja de imaginar, no seas cretino y deja de juzgar y tampoco seas prehistórico a la hora de valorar lo que es mejor para el otro.
Este blog va dedicado a esas personas carentes de personalidad, a esas personas sin vida propia que inventan la de los demás para ellos quedar por encima, para aquellos pelagatos que se creen con el derecho de saber qué han de pensar los demás, cómo deben actuar, qué deben mostrar, que explicaciones han de dar….. En fín, para todos los mentalmente enfermos de soberbia…
Sé que tú, que me estás leyendo, no lo eres, por lo que no te lo tomes cómo algo personal.