Él era muy delgado y no podía andar pues el cáncer que padecía se le llevó una de sus piernas, pero a pesar de ello mantenía unas ganas de vivir envidiables. No pedía mucho a la vida en su estado, sólo poder disfrutar de su familia y bajar con su silla de ruedas eléctrica a tomar una cervecita.
Tenía la cara enjuta y los signos de la edad junto a los quebrantos de su enfermedad lo hacían parecer un hombre débil y desprotegido pero nada más lejos de la realidad, él siempre había tenido un buen genio y aún a veces lo dejaba salir. Había disfrutado y fumado mucho en su juventud y esto también le pasó factura a su rostro que ahora reflejaba tristeza, decaimiento y rendición.
Ya no se podía hacer nada médicamente hablando, así que sólo le quedaba esperar que el fatídico día llegara. Su familia le había ocultado esto último porque entendían que entristecerlo con esa nefasta noticia era causarle dolor innecesario y no se ganaba nada con ello así que en las charlas que tenía con su esposa e hijos hacían continuamente planes gratos para cuando estuviera un poco mejor. Con eso él se sentía bien y participaba de los planes y su familia no lo veía decaer mucho más por su inminente muerte.
Fue trabajador a más no poder y junto con su esposa dedicaron sus vidas a darles un futuro próspero a sus hijos. Ahora se veía tan poquita cosa, tan débil que me hacía llorar su presencia pero tenía tanta vitalidad que nada más por eso merecía la pena agasajarlo con pequeños planes.
Un día una de sus hijas estaba cortándole el cabello y el viejito dijo en voz baja _hija mía ahora nos vamos a casa de tu hermana que quiero verla__pero_ dijo la hija, _papá mi hermana vive a cincuenta kilómetros y son las diez de la noche, si acaso vamos mañana_ _pero mañana hija mía igual no la puedo ver_.
Esa noche el buen hombre no consiguió dormir esperando que llegara el día para poder llamar a su otra hija.
La hija de la que hablaron antes casualmente vino esa misma noche. _Hola hija mía buenas noches, ¿cómo has venido tan tarde por esa carretera tan peligrosa?_ _no importa papá, tenía ganas de verte y ya sabes «lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana» , como tú dices_. Estuvieron charlando un gran rato hasta que la hija se despidió de él y el hombre se durmió mucho más tranquilo.
¡Qué penita de hombre mayor! La vida es tan cruel a veces que no logras entender por qué la baraja le repartió a él las peores cartas. Cuando mejor podía estar porque ya estaba jubilado, sus hijos ya con sus familias y toda la vida para disfrutar con su mujer, entonces va el destino y lo sorprende con esta dura enfermedad.
A la mañana siguiente bajó a su cafetería de confianza y estuvo allí el tiempo que solía estar. Cuando entró por la puerta de su domicilio iba contento porque quería llamar por teléfono a su otra hija, la que vio la noche anterior, pero encontró a su mujer y a sus otros hijos llorando desconsolados.
La tarde anterior sobre las siete su hija amada había sufrido un accidente y había perdido la vida. No fue encontrada hasta la madrugada después de que su marido llamara a la policía……..
¡Qué triste suerte la de algunas personas! ¿Por qué el destino trata tan mal a algunos y tan bien a otros? Creo que como dijo alguien al que no recuerdo ahora _Dios da las desgracias a aquellos que sabe que las pueden aguantar».
Su hija ya muerta fue a despedirse de su amado padre quien pronto estaría a su lado.
¡RECORDAD SER FELICES!
E. M❤️
El mundo de Aylin 