
Todo me parece nuevo, lo que veo ante mis ojos lo admiro como si fuera la primera vez que lo veo. Cuando cambia la perspectiva de mi mirada es cuando lo observo con otro prisma.
Te levantas de buen humor y el día empieza bien, no te enfadas por la caravana de todos los días, no te importa que el impresentable de tu compañero no te dé los buenos días y a la hora de comer devoras la comida porque el estómago se ha abierto. ¡Es increíble como nuestro estado de ánimo depende de condiciones externas y no de nosotros mismos! Es normal en el ser humano este comportamiento pero es curioso que no nos baste con nuestra autoestima.
Conoces a ese muchacho que te abre el corazón y tu mundo cambia de visión aunque éste finalmente te haga infeliz. Llegas a tu meta soñada y explotas de felicidad aunque al cabo del tiempo te percates de que en el camino te estás perdiendo situaciones mucho más importantes.
No trabajamos en nuestro yo interior ni en nuestra autoestima porque si lo hiciéramos seríamos conscientes de que sólo de nosotros depende se felices. Además existen esas personas que nos rodean y a las que amamos con locura pero ni ellas nos pueden dar la autoestima que necesitamos. Nuestro mundo está diseñado para cada uno de nosotros y la manera de afrontar las vicisitudes nos definen.
La mayor parte de las personas creen que son felices porque tienen todo lo que ansían pero en algún momento de reflexión son sinceros con ellos mismos y quisieran vivir, quizás, sus vidas de otra manera. De ahí que la monotonía les invade, que la ilusión se aleja y que el día a día es algo que han de soportar. Si no se quieren lo suficiente para tomar las riendas de sus vidas jamás tendrán una felicidad plena.
Quieres a tus hijos con todo tu ser pero tú como persona individual tienes que asegurar tu futuro viviendo sueños que te hacen volar, porque los hijos crecen,, como ley de vida, y volarán buscando sus propias metas y luchando por la personalidad inviolable que no quieren perder.
Esa dignidad que tanto valoramos empieza cuando nos despojamos de todas esas leyes invisibles que existen y que no se sabe muy bien quien las escribió pero que tanto nos frenan para dar rienda suelta a muestra invención sin mirar prejuicios. Es entonces cuando empezamos a hacer lo que nos gusta, a vestir como queremos, a desechar casi con humor los improperios que recibimos por otros que se creen mejor que nosotros. Cuando empezamos a demostrar que somos dueños de nuestra vida y que nadie nos va a arrebatar eso, entonces el bienestar y la felicidad se ponen de nuestra parte para gritar que somos únicos, igualmente somos más capaces de conseguir el respeto de los demás. Porque sí todos somos únicos en nuestra especie lo que nos diferencia es nuestra alma.. Todos fuimos creados con las mismas piezas físicas pero lo que de verdad nos diferencia es nuestro mundo interior y como lo utilizamos ante los demás.
Soy consciente que valorarnos es un camino muy, muy difícil y que algunas personas lo tendrán muy complicado pero si nos escondemos en la cama, en nuestra habitación, en nuestra casa no tendremos la oportunidad de conseguirlo. El pundonor no depende de lo guapas que somos , del dinero que tengamos, o de lo gordas o flacas que seamos, sólo depende de nuestra madurez mental para llegar a introducir en nuestros cerebros que valemos mucho más de lo que creemos, porque todos podemos aportar mucho al mundo.
Quizás ahora mis palabras os suenen a sueños de alguien que oníricamente piensa incoherencias pero os equivocáis porque yo estoy pasando por ello y sé lo que se siente cuando crees que tu vida no tiene valor.
Descubrir otra vez que hay una vida nueva ahí fuera nos hace más responsables de lo que perdemos cada día que no salimos de casa. Cuando has pasado tanto y has bajado al infierno resurges con tu autoestima renovada porque ella es tu mayor arma para luchar.
Ahora que soy consciente de todo ello me entristece haberme envuelto en ese mar de dudas sobre mi misma haciendo que me pierda vivencias invalorables.
Pero seamos optimistas y pensemos que todo se solucionará. Todos somos iguales y nos merecemos caminar con la cabeza bien alta sin que nos importen las opiniones ajenas. Todos somos únicos y ahí es donde está el secreto para conseguir nuestra tan ansiada autoestima. Nosotros somos los primero y no por egoísmo sino por supervivencia. No puedes ayudar a los demás si no te ayudas a ti misma. En la vida no gustas a todo el mundo ni toda la gente te atrae o gusta a ti, ha de haber pluralidad de colores, pensamientos, actuaciones, etc, etc por lo que definir nuestro valor en base a algo tan complicado es crearnos problemas sin necesidad.
SER FELICES
E:MS
Me ha encantado este post, muy inspirador, muy cierto hay que ser optimistas y gustarnos a nosotros mismos, procurarnos, querernos, cuidar la autoestima… Excelente consejo.
Muchas gracias por o que nos compartes Elena,
Un abrazo, feliz descanso.
Me gustaMe gusta