
Cuando observas más allá de donde tu mirada alcanza te hace ser consciente de lo mucho que te queda por hacer. ¿Pero qué pasa cuando sólo observas y te quedas inerte sin hacer nada? entonces no vives.
Conoces las ofrendas que te de la vida pero ahora no las aceptas y sólo quieres aislarte del mundo. Cuando basas toda tu vida en el interior de tu habitación estás muerta aunque respires. Te irás apartando de las personas de tu entorno y día a día esas personas ya no te llamarán, no se preocuparan por ti porque las has alejado de ti.
Pero aún entonces no te importará porque estás con el alma rota y las fuerzas se te han ido. No puedes ni andar, no tienes energía para realizar cualquier actividad, sin embargo tu cabeza no deja de presentarte situaciones que aún no controlas.
Cuando creas perder la cordura piensa en lo que fuiste, este presente es sólo un mal momento que algún día pasará. Igual no serás la misma persona que fuiste pero tal vez era la hora de cambiar.
Esta vida es dura y se ríe de nosotros muchas veces pero «no hay mal que cien años dure».
El aleteo de unas golondrinas cerca de tu habitación te distraen de tus pensamientos y coges tus pinceles para pintar y plasmar este momento. Cada una de tus emociones las inmortalizas en un lienzo que algún día mirarás con añoranza.
¡¡Sal de la cama y vive!!
E. M§
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Un comentario sobre “Tu mundo, tu cama”