Un fuego helado en un mundo irreal que se sostiene de los sueños de los mortales. Ya no soy mortal pues me he transformado en un soplo de aire. Sólo amaba tanto que mi ente se olvidó de soñar.
Ahora moro en cuevas escondidas donde cada alma se examina de toda su existencia . Estoy perdida en este extraño mundo paralelo en el que habito pero sin ninguna culpa y sin ninguna agonía.
Esas entidades quieren respuestas y quieren despedirse de aquellos que aún lloran. Estas almas están en un limbo desconocido que les facilitan sus esperas.
En este otro lado sus miradas tienen sentido, todos parecen felices y flotan por todo este espacio paralelo buscando algo que desconozco.
Yo no sé donde estoy ahora y no reconozco ningún lugar, sólo veo almas sin rumbo fijo y desconozco sus destinos. . A veces oigo una especie de sonido que me dirige hacia mi camino, pero cuando desaparece me quedo en el mismo lugar. Campos repletos de dudas y de culpas donde yacen todos los que cargan alguna culpa pero en sus borrosos rostros se presiente calma y paz.
Miro mi antigua vida como si mirara a través de un espejo donde yo puedo observar pero los del otro lado no me ven. Ahora observo a la gente de otra manera y apenada por aquellos que no disfrutan sus días diarios.
No puedo moverme de donde estoy porque aún no vuelto a oír ese sonido que me dirije, así que contemplo para evaluar que camino tomar.
Vuelvo a oír esa especie de melodia, que sin siquiera tener voz, sabía que me gritaba «ven hacia aquí». La seguí sin que las demás apariciones me despistaran y llegué a una habitación cuya cama estaba ocupada por mi cuerpo. Sin saber como me posé encima de mi propio cuerpo y nos fundimos en uno.
¿Me cambió la vida esta experiencia? La verdad es que no demasiado pero sí perdí el miedo a la muerte, aún así no hay que atraerla antes de que sea el momento.
E. M§
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El mundo de Aylin 