
Un día renací siendo mariposa. Observé todo lo que veía ante mi y me estremecí ante tanta belleza. Todo el bosque era ahora mi hábitat y allí reinaba la ley de la naturaleza. Todo seguía su proceso natural sin conflictos ni intereses creados. Era feliz por volar al ritmo de la brisa y posarme allí donde me llevara el aire.
En el mundo animal era dichosa, no había hipocresía, maldad, egoismo ni nada que me recordara a mi mundo anterior.
Observaba mi entorno y todos éramos dichosos, el ciclo de la vida proseguía y toda la vivencia en aquel paraíso era cómo había de ser.
Un día tranquilo y feliz oímos un estruendo de gente que se adentraba en el bosque y con ellos la paz del entorno se terminó. La paz se disipó y la tranquilidad acabó. Al rato y cuando ya estaban en la hondura de la jungla empezaron a disparar sin ton ni son matando animales sólo por el placer de arrebatar sus vidas. El ser humano es el único habitante de la tierra que destruye, mata y corrompe todo a su paso sólo por el placer de hacerlo.
Quedé tan apenada que abrí mis alas y me dirigí a otro entorno más alejado de la humanidad para no verlos más.
Cazar y matar sin ningún motivo os hace despiadados e inhumanos. La matanza de animales dice mucho de la caridad de una sociedad y vosotros ya estáis perdidos, vosotros desconocéis la caridad, humanidad y empatía.
«Si todos en algún momento sintiéramos lo que llevan dentro de sus corazones los demás seríamos más humanos y benevolentes»
E. M§
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