Publicado en Entretenimiento

Aquí y ahora

Caminó y caminó cabizbaja pensando en nada y sólo andaba sin saber qué camino tomar. No quería mirar a la gente de frente porque no confiaba en ellos así que no quería encontrarse con alguien conocido y tener la obligación de cruzar alguna palabra insulsa con ellos.

El aire olía a verde, olía a petricor que la hizo respirar muy a fondo para llenar todo su cuerpo de este aire tan fresco. En una de la calles había una casa amarilla con puertas y rejas de un color verde agua que componían una combinación de fantasía. En dicha casa había una fiesta y por ende una algarabía que se escuchaba desde lejos. Ella al pasar se agarró a la verja y con la cabeza puesta entre los barrotes se quedó observando sin poder separar sus ojos de dicha celebración.

Unos se reían, otros cantaban, otros bebían y en ese momento cualquier problema habido parecía no existir. Vivían el aquí y el ahora y disfrutaban.

Se fue y siguió caminado cotejando su cerebro con lo que sentía su corazón. Quizás era hora de confiar un poco más en las personas y dar otra oportunidad al mundo.

Ya es hora que seas capaz de respirar aire limpio por una vez, ya es hora que tu sopor florezca para hacerte más fuerte y darle una oportunidad a la conciencia. Esa conciencia que le da la mano a la honestidad y que bailan al compás de la dignidad.

La dignidad es lo único que nos empapa de tranquilidad y conciencia.

Quizás no está todo perdido y una pequeña semilla se agarre con toda su fuerza en el alma para poder crecer y ofrecer un por qué a esa vida sin ilusión.

E. M§

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Autor:

He aprendido a disfrutar con las cosas pequeñas que no tienen precio, todo lo que se puede comprar carece de valor en mi alma.

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