
Cuando la vida te trata mal desistes de luchar y te encierras en una habitación oscura y sin aire. Pero llega un día un ángel y te revive para respirar la vida. Ese ángel viene sin avisar y en tu peor momento, es en ese instante en el que atisbas un rayito de esperanza.
Respiras de nuevo, abres tu corazón a posibles sueños y el cielo se convierte en un cielo rosa y blanco que te atrae hacia la vida. Esos ángeles que vienen a pasito lento y sin hacer ruido son aquellas cosas o personas que ponen las cosas en su sitio
Nuestro cerebro está tan preparado para asumir las emociones que es incontrolable, esos pensamientos están ahí y cuando él quiere los desencadena. Esa locura transitoria que te lleva a lo bueno o a lo malo según le venga bien y tu corazón sufre o ríe según alvedrio de la mente.
Mi ángel lucha conmigo, llora conmigo y a veces y sobre todo ríe conmigo. Ángel pasajero que a veces no ves pero siempre está ahí al pie del cañón. Los aires parecen que me hacen respirar sin ayuda y aunque sea en pequeñas dosis adoro el aire que respiro.
Hay personas que ignoran su valía porque para ellos ayudar es algo cotidiano, lo hacen porque así lo sienten y ni siquiera son conscientes del bien que hacen. Son aquellas personas que a veces pasan desapercibidas pero que cuando estás con ellas sientes el aire fresco y una pequeña pizca de esperanza.
Para todos aquellos que ayudan sin pedir nada a cambio en este mundo tan corrompido en el que vivimos, por ellos rompo una lanza…..
E. M§
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