Mañana escarchada, calles heladas solitarias y yo callada pensando en este año que se va. He vivido días trascendentales y tristes que han marcado mi esencia y han abierto ante mi un mundo de comprensión y aceptación.
Hago un éxamen de conciencia de este 2021 que se va y escribo en cada renglón lo acontecido. He seguido con mi cura, con mi reconexión, con mi autocontrol, en fin he seguido descubriendo mi alma.
Ha habido momentos estupendos que han generado autoestima a mi persona. He aprendido, he vivido experiencias nuevas, he descubierto sentimientos nuevos y en general me he conocido mucho más a mi misma.
En este 2021 también he tenido los peores episodios de mi vida, he perdido a gente importante que me ha dejado un vacío irrecuperable y por otro lado he renunciado a otras personas que no eran tan aliadas y de las que me alejé sin mirar atrás.
Nos deja este año con una pandemia que es parte de nuestra existencia y que nos encarcela por nuestro bien. Este siglo pasará a la historia por este virus que se ha vuelto inmortal. Acaba un año raro para todos que nos ha privado de vivir plenamente. Nos hemos adaptado como cualquier ser vivo se adapta a su entorno.
Adiós año de inquietudes, de trabajo interior, de amor, de miedo, de superación y aunque no he llegado a todas mis metas por lo menos lo he intentado.
Ha sido un año para recordar especialmente porque mucho de los monstruos han caído, mucho de los tabús se han disipado y porque seguimos con esta falsa normalidad que ya forma parte de nosotros. He tomado de la mano un estandarte que elevo con orgullo y no es otro que hacer lo que me hace inmesamente feliz. Si algo me incomoda lo relego de mi vida.
En general ha sido un año diferente, un año para recordar y para asumir lo insignificantes que somos ante el mundo, a la vez somos maleables ante las circunstancias y me queda claro que todo se supera.
E. M§
- mi_edad_perfecta
- @conmdesanchez
- https://www.facebook.com/helena.sanchez.90281
- elemusan@gmail.com