Publicado en Entretenimiento

El ocaso de la buena educación.

La buena educación ha muerto, el civismo ha expirado de nuestra sociedad y nos hemos convertido en seres digitalizados que sólo somos capaces de comunicar sin mirarnos físicamente a la cara.

Los «buenos días», «gracias» y «perdón» ya no entran en nuestro vocabulario convirtiéndose la vida en «un gane el que más fuerte y perverso sea».

Algarabía mundana que quiere libertad a costa de la libertad de otros, jóvenes sin freno y ancianos sin fuerza para luchar.

Pensar en los demás no es una opción porque se hace lo que se quiere y cuando se quiere sin elucubrar en la molestia de los demás.

Ogros alcoholicos sacados de un cuento que buscan destruir todo a su paso y sustancia traicionera que emboba y malcria a los chiquillos mimados que ganan a costa de la pérdida de otros.

Mirar a la cara es una quimera porque nadie tiene valor suficiente para tal hazaña y quien lo hace ha de luchar cuán titán para no ser excluido. Las reglas del juego han cambiado en esta nueva sociedad y los que no las acepten se destierran a sí mismos porque el altruismo diario no existe ni tiene cabida.

Somos personas impersonales, tenemos corazón pero no amamos, tenemos cerebro pero somos unos descerebrados y sabemos hablar aunque callamos las injusticias.

Menos mal que hay un recodeco en esta selva salvaje donde hay personas que alzan los valores cómo estandarte de vida y el civismo cómo base fundamental para la convivencia.

¡Quizás no esté todo perdido!

E. M§

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Autor:

He aprendido a disfrutar con las cosas pequeñas que no tienen precio, todo lo que se puede comprar carece de valor en mi alma.

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