La felicidad es la finalidad última de la existencia humana. (Imagen tomada de Pixels) .
Jamás nadie pensó que sería fácil, pero ahí radica la importancia. Conseguir ser feliz es una asignatura muy dura por aprobar y todo lo que nos lleve hasta ella sin desviarnos de nuestros principios, bienvenido sea.
Hacemos muchas locuras en la vida para sentirnos alegres, y no está nada mal, pero emplearnos a fondo para desmigar todas las cortapisas que nos bloquea la felicidad, para eso no tenemos ímpetu.
La búsqueda de esa dicha que nos calma el alma no está en las calles, no está en la ropa, no está tampoco en el dinero, aunque luego veremos que ayudan, sino está guardada en nuestro interior esperando ser liberada.
Hemos oído, leído, narrado por activa y por pasiva que las cosas materiales no dan la felicidad, que las personas tampoco y seguimos buscando por esos derroteros sin encontrarla.
Los demonios internos que todos tenemos son los guardianes de esa felicidad presa que aspira a salir, pero para ello hemos de entablar una lucha con nuestro yo interior y ganar en esa batalla.
Mientras no interioricemos que nuestra dicha depende de nosotros y de nadie más no la conseguiremos. . Eliminemos nuestras dudas, nuestras contradicciones, nuestros miedos, nuestro enojo y solamente vivamos sin prejuicios, todo eso nos dará paz y la paz es la que lleva a la felicidad.
Vemos dicha en la loteria y cuando nos toca nos damos cuenta que seguimos teniendo esa melancolía que no nos deja respirar, pensamos que encontrando el amor de nuestra vida seremos igualmente felices pero tambien nos sorprendemos porque seguimos con esa pena interna. Y es que hasta que no nos conozcamos internamente y sepamos ver de una manera sincera qué es lo que realmente nos llena de felicidad, hasta entonces estaremos perdidos y nada material nos llenará.
La felicidad es tener la conciencia tranquila, aceptar que no somos perfectos, liberarnos de toda culpa, pedir disculpas, no haber hecho daño intencionadamente a nadie, dar a alguien sin recibir, y sobre todo saber que somos lo primero. Cuando consigamos llevar a cabo todas esas causas pendientes, sin darnos cuenta nuestro corazón empezará a latir a otro ritmo.
Pero no debemos olvidar que la felicidad son sólo momentos puntuales y por eso hay que exprimirlos a todo lo que nos dé la vida.
Cuando más libres seamos en todos los ámbitos más cerca estaremos de vivir con una felicidad plena.
E. M§
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