
Nadar contra corriente, a veces, es la única salida para seguir adelante y para renacer.
Estamos tan obsesionados por seguir a la mayoria que nos olvidamos de nuestra propia identidad. Pensamos que estar en contra del resto es una actitud perdedora, pero no siempre una mayoría tiene la razón.
Seguir con tu propia convicción, con tus ideas, con tu manera de vivir tu vida es lo único válido para ti. Si estás en desacuerdo con la multitud y tu elección no daña a nadie sigue con ella en contra de la opinión del resto.
Nuestro yo es sólo nuestro y hemos de defenderlo a ultranza para que nadie pisotee tus ideas.
El resto de la gente cuestiona lo diferente, se enfrenta a las novedades, teme lo nuevo y la manera de acallar ese miedo es mofarse de los que osan grabar a fuego otra manera de hacer las cosas.
Tengamos en cuenta que las normas se dictan por las protestas de las minorías primero y de las mayorías después. Siempre hay alguien que se enfrenta a lo establecido porque quizás lo establecido está mal. Hay veces que lo legal no es justo y se necesitan personas que no se conformen con lo que nos dicen y luchen por cambiarlo.
Cada vez tengo más claro que nado contra corriente y me encanta, me motiva y lo más extraordinario es que la opinión de los demás no me preocupa para nada porque mi máxima es no dañar a nadie.
E. M§
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