
Eso que se nos parte cuando tenemos un desamor, un disgusto o una desgracia no es otra cosa que el alma. Siempre y a lo largo de los siglos los seres humanos hemos necesitado inventar, crear, creer en algo espiritual para autoconvencernos de que hay otra vida más allá de ésta.
Un hombre en coma durante años se despierta de su letargo explicando a la familia todo lo que había experimentado en este periodo. Cuenta que vió a su hermana muerta y cómo él lloraba por su pérdida, también les contó cómo oyó a los médicos hablando de su diagnóstico y cómo no tenían muchas expectativas por su recuperación. Relata también cómo poco a poco se iba acercando a un pasillo oscuro que parecía no tener fin pero que al final se vislumbraba una pequeña claridad. Narraba que era cómo estar en una cueva camino a la salida.
La familia se quedó boquiabierta porque la hermana de dicho señor murió un año después de que él entrara en coma. No supieron cómo podía saberlo a no ser que lo que contara fuera verdad. De otra manera si lo vivido era irreal en cualaquier caso tenía que haber oído conversaciones en la habitación … Inexplicable…
Necesitamos saber que nuestra aventura vital no existe por nada, nos negamos inconscientemente a pensar que nuestra existencia se acaba. La humanidad crea Dioses, crea figuras inmateriales para no decaer en la desesperaciôn de la muerte.
Se vive mejor si sabemos que al morir nuestras almas, esas que nadie ha visto, estarán en otra dimensión camino al cielo, al infierno o camino hacia esa luz tranquilizadora. Pero verdaderamente ¿existirá otra vida?
Según historias varias hay un sinfín de personas que han tenido experiencias anteriores a la muerte y cuentan cómo vieron su almas caminando hacia una luz que atrae.
¿Pero y si ahora mismo este mundo no está preparado para notar ese alma y esa otra vida? Por otra parte ¿Y si supiéramos que hay otra vida, qué haríamos? ¿Cómo actuaríamos?
¿Haríamos menos mal, nos respetaríamos más los unos a los otros, seríamos más compasivos? La naturaleza humana está tan corrompida que no nos salva nadie.
De estas historias paranormales hay una cantidad bastante considerable, ¡cómo pasarlas por alto! porque no hay una razón lógica para estos sucesos. Pensando en ello no te queda más remedio que preguntrate que si hay tanta gente con experiencias parecidas, ¿algo de verdad habrá en todo ello?
Una incógnita que nosotros no sabremos hasta que no llegue nuestra hora.
E. M§
- @mi_edad_perfecta
- @conmdesanchez
- https://www.facebook.com/helena.sanchez.90281
- https://www.elmundodeelena.es
- elemusan@gmail. com