Publicado en Entretenimiento

«ORGULLO Y PREJUICIO»

¡Cuántas oportunidades perdidas por orgullo y por prejuicios hacia los demás!

Empiezo este bloc con el título de este maravilloso libro escrito en el siglo XVIII por Jane Austen y que luego se plasmó en una fantástica película. Creo que casi todos hemos tenido la suerte de verla o leer el libro.

Si no lo habéis hecho os aconsejo que lo hagáis, porque aunque la historia se desarrolla en el siglo XIX, el argumento en el ámbito de las relaciones interpersonales bien se pudiera trasladar a nuestros días.

Y es que somos orgullosos por naturaleza, somos engreídos y carentes de sentimiento de culpa. Preferimos perder una amistad o un gran amor con tal de no dar nuestro brazo a torcer.

¿Cuántas relaciones se van al traste por la falta de comunicación? ¿Cuántas veces nos quedamos con la duda de una actuación por parte del otro que nos deja pensando qué ha querido expresar con sus palabras o acciones?

Y es que preguntar y hablar las cosas no entra en los roles de muchas parejas y las cosas que se guardan dentro y no se hablan tienden a enquistarse y pudrirse hasta que no hay más espacio en nuestro cerebro y entonces un buen día, por la discusión más insignificante explotan los reproches e insultos.

En las relaciones sean del tipo que sean no sólo se necesita el amor mutuo,eso a veces no es suficiente. Cuando hay falta de respeto, aunque sea en una discusión, cuando hay falta de comunicación, cuando las diferencias son mucho más notables que la afinidad la relación tarde o temprano está destinada al fracaso.

Pero por si todo ésto fuera poco nos encontramos con los prejuicios que tenemos y con el orgullo que presentamos ante una metedura de pata.

Prejuicios porque somos tan superficiales que por el aspecto aceptamos o descartamos y por nuestro orgullo no nos permitimos retroceder y expresar lo que sentimos.

_Si el otro no me llama yo no lo llamo primero_, _si ella piensa que le voy a pedir perdón está flipando_. Con estas frases,creo, que todos nos hemos identificado algunas veces y es al cabo de mucho tiempo y desde una perspectiva diferente cuando comprendemos que hemos cometido errores fácilmente salvables.

Las relaciones se rompen por muchas causas pero creo que la monotonía, la falta de fluidez verbal y el orgullo que tenemos hacen que hoy en día las relaciones sean poco duraderas.

En el tema de la amistad pasa lo mismo, nos dejamos llevar por «dimes y diretes» en vez de preguntar a la fuente en cuestión y aclarar las cosas.¡Cuántas relaciones amistosas se han roto porque te han dicho que fulanita ha dicho algo de ti que no te ha gustado! Pero ¿te has molestado en preguntarle a esa persona si lo ha dicho o no? ¿te has preocupado de hablar con ella y si ha dicho eso de ti por qué lo ha hecho, qué razones tenía? La verdad es que muchas amistades no se hubieran roto sólo con un dialogo a tiempo y con la carencia de ese orgullo absurdo.

Así que preguntar cuando dudéis algo, pedir perdón si sabéis que habéis hecho algo mal y dialogar, dialogar mucho.Las personas muchas veces no son lo que parecen a primera vista.

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Autor:

He aprendido a disfrutar con las cosas pequeñas que no tienen precio, todo lo que se puede comprar carece de valor en mi alma.

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