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Un valle verde me espera y mis ojos se abren todo lo que dan, porque no había visto nunca nada tan hermoso. ¿Cómo captar tanta belleza con un simple objetivo? Pero lo intentaré porque no quiero que esta visión desaparezca de mi memoria.

Hago un enfoque panorámico y disparo. Soy una principiante y me da miedo no captar la esencia que mis ojos vislumbran, pero creo que lo conseguiré.
Cuando miro todas las tomas realizadas, que son muchas, me quedo asombrada porque parece que he conseguido lo que quería…
Recordar emociones vividas, mirar expresiones ajenas y analizar cada mueca, cada risa, todo me cautiva de tal manera que cada una de mis ilusiones son traducidas en imágenes captadas.
Cuando viví fuera de mi ciudad natal por un tiempo tuve la suerte de visitar una cueva en un paraje precioso. Era la primera vez que hacía algo relacionado con la espeleología y también la primera vez que iba a entrar en una gruta de ese tipo. Lo hice con un grupo profesional que me tranquilizó bastante. Cuando aprecié el orificio por el que teníamos que entrar me asusté. Era una entrada diminuta que impedía estar de pie. Tuvimos que entrar con todo el equipo serpenteando por el suelo, con la cabeza casi a rás de tierra y muy poquito a poco.

No creí ser capaz de seguir adelante pero imaginaba las fotos que podría hacer en semejante maravilla y seguí.
Iba con expertos en espeleología y me sentía más segura por eso, pero aún así el miedo me recorría el cuerpo. La entrada de la cueva estaba en una especie de hondonada que de haber llovido se hubiera inundado. Los que me acompañaban habían previsto este inconveniente pero yo, novata, me quedé con esa imagen. Fuimos arrastrándonos uno a uno y así fuí perdiendo el miedo.
Finalmente nos adentramos y la sensación fué inexplivable. Sentía frío en todo el cuerpo porque la tierra estaba mojada aunque íbamos bien preparados pero los nervios de la ilusión me hacían temblar.
Se me pasaban muchas sensaciones por la cabeza, pero no paraba de imaginar estar en una película de aventuras. Cuando acabamos de recorrer esos metros, no podía creer lo que me aguardaba. Una galería enorme, grandiosa, llena de estalactitas y estalagmitas por todos los lados.
Empecé a hacer fotos (la cámara no era digital) por lo que no podía verlas hasta que no las revelara, pero la visión me impresionó tanto que no paraba de captar cualquier ángulo. La cueva era grande y andamos, andamos hasta llegar a un lago subterráneo dentro de la cueva que no pudimos salvar porque no íbamos preparados.
Nos pusimos los arneses y linternas en la frente y seguimos recorriendo semejante maravilla formada por la mejor arquitecta de todos los tiempos, LA NATURALEZA.
Creo que fué entonces cuando supe que la fotografía iba a formar parte de mi vida.
Ahora vinieron las cámaras digitales, los filtros, la edición y, aún me invadió más, si cabe, las ganas de afianzar mi hobbie.
Todo me parece digno de ser captado, todo me parece pintoresco, todo lo que veo lo estudio buscando el mejor ángulo para un buen enfoque.
No os pongáis cortapisas para hacer aquello que os gusta. No sabemos en qué momento todo cambiará y se acabará la suerte.
Muchas de las grandes mentes empezaron a destacar a partir de los cuarenta por lo que no hay que desesperar.
La fotografía es una manera de expresión del autor que sabe lo que quiere captar y lo hace. Captan el alma de las personas, los ojos no mienten.

Me parece extraño retomar mi pasión después de tanto tiempo y no sé por qué la dejé a un lado. Seguramente no sería el momento y tenía que ser ahora cuando más necesitaba entretener mi mente de otras cosas. La fotografía ha sido, sin duda, mi tabla de salvación.
No escatimes tus ganas de emprender cosas NUEVAS, sea lo que sea. Si te sale bien, estupendo, y si no habrás aprendido una lección de vida que te hará más fuerte.
Elena. M§