Ayer me sentí con la obligacion de publicar un blog denunciando una situacion actual grave que está aconteciendo en una empresa.
Pero hoy quiero agradecer a esa misma empresa todos los años, a excepcion de los tres últimos, que he trabajado en ella. Doy gracias por el trato recibido por parte del que fue mi jefe, ya fallecido.
En esta empresa me hice fuerte, aprendí de liderazgo cómo aprendes de un buen libro. Conseguí, que sin ser un trabajo glamuroso, me encantara ir a trabajar cada mañana a pesar de levantarme a las cinco de la mañana.
Aprendí de mis compañeros sobre el producto, me explicaban con paciencia cualquier duda y me fuí creando un conocimiento que me ayudó a desempeñar mis funciones más facilmente.
Hicimos, creo yo, un gran equipo de trabajo con una organizacion que antes a veces no había. Siempre hay roces, enfrentamiento, y algum que otro altercado cómo en cualquier empresa, pero luego se pasaba y volvían las risas.
No todo fué color de rosa pero sobra decir que «eso pasa en las mejores familias.
Conseguí hacerme fuerte y aunque en ese periodo tuve episodios dolorosos en mi vida privada, siempre me sentí arropada.
Me sentía respetada así cómo yo respetaba a los demás, porque no olvidemos que no puedes reclamar aquello que no estás dispuesto a dar.
Por eso quiero dar una de cal y otra de arena y poner de manifiesto que no todo fué cómo cuando la empresa pasó a otras manos.
Es curioso pero reitero que cada mañana iba con ganas al trabajo y no me suponía ningún sacrificio.
Fueron quince años de trabajo en que el balance fué positivo . Lástima de los últimos…..