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Cómo este canal de blog escrito va de sentimientos, no viene mal recordarnos a nosotros mismos que nos queramos, pero, que nos queramos bien.
Quizás alguien piense que ella o él se quiere mucho, pero el kit de la cuestión es, si la manera de autoamarse es la adecuada o no.
La petulancia no es quererse, la petulancia es querer dar a entender a los demás, porque así lo crees tú, que eres más que nadie. La persona petulante es la que quiere dejar claro y que todos sepan que tiene más dinero que, que tiene más amigos que, que se va de vacaciones más veces que….. Estaréis conmigo en que, no hay persona que más asquito dé, que aquella que ensalza su persona menospreciando al resto.

Eso no es quererse, es un arma de protección contra los demás porque en el fondo es conocedor del carisma del otro e intenta publicitarse para autoconvencerse.
Aquellos que para brillar necesitan pisotear al otro son personas débiles, sin autoestima. Lo disfrazan de seguridad pero en el fondo son conscientes de que carecen de personalidad suficiente cómo para sobresalir sin el menosprecio hacia los demás.
Por eso jamás te sientas inferior a nadie. Lo que se muestra de cara para afuera no siempre es real, muchas veces es un postureo de maniquí para tapar, vuelvo a insistir, la baja autoestima.
La seguridad en uno mismo es una virtud que se refleja en ti sin tú gritarlo ni caer en la arrogancia.
Si yo me gusto no lo tengo que gritar para que los demás lo noten. Acordaros del refrán tan acertado que dice «dime de lo que presumes y te diré de lo que careces».
Y es así, cuando alguien se echa muchos piropos en voz alta es síntoma inequívoco de falta de carácter, de ahí que el que tiene esa seguridad no ve necesario gritarlo. Esa cualidad se percibe en los demás sin que éstos la autoproclamen.
Cómo he comentado en otros blogs las palabras se las lleva el viento y lo único que queda en la realidad son los echos que te identifican.
Una persona con carisma y con temple, no necesita exalzar sus virtudes antes lo demás porque éstas le preceden.
Las decisiones que tomamos siempre tienen consecuencias, ya sean para bien o para mal y esa seguridad te conduce a hacer aquello que quieres de verdad sin influencias externas.
No sé si ya habéis comprobado que hacer las cosas por y para los demás no trae nada bueno cómo individuo. Vivir para los demás, estar guapo para los demás, elegir de acuerdo a lo que los demás esperan de ti no es una solución caracterïstica de una persona que se defina cómo segura de sí misma ni con una persona que se quiera.

La vida pasa día a día y nadie sufre por tus heridas y mucho menos se alegra por tus logros. Si vives una vida cómo los demás quieren que la vivas, entonces, habrás coexistido mal y acabarás tus días odiándote y por ende odiando a los demás..
La tan consabida frase *si no te quieres tú, ¿Quién te va a querer? * es una verdad absoluta que obviamos muchas veces.
El quererse bien, es precisamente eso, saber que tú eres importante por ti sólo, que tienes opinión propia y que haces lo que estimas necesario sin dejarte influenciar por nada ni por nadie.
La libertad de hablar, decir, hacer aquello que quieres aceptando las consecuencias, eso es quererse. El que no se sabe amar así mismo es casi imposible que pueda querer de verdad al prójimo, porque recordemos que hacemos aquello que aprendemos. Por lo tanto, según este precepto, si no te quieres no sabrás querer a los demás.
Bueno basta ya de tanto escribir que os voy a aburrir….
Quereros mucho para después saber querer a los demás…..