Publicado en Entretenimiento

MALDAD INVISIBLE ☆☆☆☆☆

La maldad se esconde en los lugares más recónditos cómo en ciertas almas.

La naturaleza humana, esa que nos ha convertido en animales con cerebros portentosos capaces de todo lo más grande, de todo lo extraordinario, es a su vez la que nos ha convertido en el animal más perverso y dañino de todo el universo.

Grandes mentes han sido las que han logrado todos los avances en cualquiera de los campos sabidos. Así hemos podido combatir guerras, curar enfermedades, crear vacunas para erradicar pandemias…En fin, desde la edad más antigua del ser humano hemos ido avanzando sin pausa.

Pero hay otro lado negro, frío, atroz, horrible e irremediablemente incurable.

Las atrocidades de los criminales que tratan la vida humana cómo basura, cómo algo reemplazable sin importar a quién se lleven por delante.

Lo que verdaderamente da miedo o por lo menos a mí me da pavor, es la invisibilidad de estos monstruos.

Al lado tuyo, el vecino del séptimo segunda, es un chico que conoces desde siempre y después de toda una vida compartiendo la vida diaria con los vecinos, sale en las noticias que es el asesino en serie que todos estaban buscando.

La amiga del colegio con la que compartías risas y secretos se vuelve una psicópata buscada por todos los asesinatos cometidos…

He de reconocer que a veces me siento un poco «gore» porque desde siempre me ha apasionado la investigación criminal y he intentado ilustrarme al respecto. Lo que me ha cautivado siempre es saber qué lleva a estos individuos a hacer lo que hacen sin remordimiento alguno.

A los seres humanos nos gusta matar. De hecho, somos superdrepedadores, matamos a más animales y en mayor número que ninguna otra especie. ¿Estamos programados para matar?»      

Julia Shaw (psicóloga criminalista)

Y es que todos somos capaces de matar. Una mala decisión en una pelea puede desencadenar una tragedia. Una discusión de tráfico enfrenta a dos individuos y en el calor de la discusión uno de ellos coge lo primero que tiene y mata al otro.

La ira que todos llevamos y que unos sobrellevan mejor que otros, puede darnos la fuerza necesaria para asesinar.

Pero incluso los enfermos mentales con patólogías graves de conducta perturbada son capaces de diferenciar el bien del mal en algunos casos.

Ellos tienen unos códigos de conducta, que casi siempre son distintos a los de nuestra sociedad,los enfermos psicopáticos tienen su propio código. Pero muchos de ellos son conscientes de sus actos y una prueba de ello es que valoran su libertad y se ocultan y ocultan sus atrocidades ante la sociedad.

Ésto es lo que verdaderamente causa miedo, horror, que podamos tener a nuestro alrededor a este tipo de enfermos y no sepamos detectarlos.

Estas «personas» empezaron de niños matando animales invertebrados en un principio, luego vertebrados hasta llegar a tener sed de asesinar a gente que encuentran.

Al parecer no hay unas carácterísticas concretas para definir a individuos con psicopatías, pero sí que el victimismo, la falta de empatía, la manipulación y la carencia de sentimiento de culpa son síntomas de estos enfermos. Si alguién se caracteriza por estas formas de conducta es muy probable que tenga el boleto ganador para padecer una psicopatía. Aunque ésto no quiere decir que sea violento, según algunos doctores en este tema, hay enfermos que no presentan conductas violentas.

Hay autores que dicen que la psicopatía no es una enfermedad mental, es un desorden de la personalidad y que no tiene cura. Pero por otra parte con medicación pueden, a veces, controlar sus ansías de hacer algo malo.

Estamos desprotegidos ante la maldad.

Y no ha de ser una maldad tan tangible cómo lo antes mencionado, la maldad se esconde en cada recoveco del ser humano y lo empuja a emprender acciones crueles con el resto.

Cómo bien dijo Albert Einstein «el mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad».

Y es totalmente cierto. A veces pensamos que por no hacer algo malo conscientemente estamos exentos de la maldad, aquella que se escapó de la famosa «caja de Pandota», pero estamos totalmente equivocados.

Cuando criticamos a alguien por la espalda hasta el punto de dar un testimonio incorrecto sobre esa persona estamos siendo malvados, cuando vemos a una pareja de amigos que no se tiene respeto y uno de los participantes hiere al otro de cualquier manera y nos mantenemos impasibles, también estamos siendo malos, el no dejar asiento a alguien que lo necesita nos hace inhumanos. La diferencia radica en que en estos actos la maldad está mejor disfrazada.

Me da miedo pensar que es posible que el señor, chico, mujer o conocido que pasa delante de mí, pueda ser un asesino escondido en el anonimato. Cuando voy en el metro tambien me da por pensar en ello por deformidad mental al leer tanto sobre este tema.

Lo que me impacta de verdad es que hay miles y miles de casos atroces y miles de desapariciones de personas de las que nunca más se ha sabido nada.

Aunque parece mentira estos psicópatas lo tienen muy fácil porque matan, descuartizan y abandonan los restos en varios sitios remotos y ya está..Si no hay una relación entre la víctima y el asesino este habrá triunfado durante años.

Pero lo que verdaderamente me asombra, cómo las leyes a veces no van de la mano con la justicia.

La justicia en ocasiones ha sido cegada por el provecho de los hombres. La justicia a veces hace libres a los malos y castiga a los menos malos.

Me espanta leer el código penal y cómo éste es interpretado según convenga.

Pero ¿qué diferencia a una persona mala de una buena? …. A mi modo de ver sería más apropiado decir, qué diferencia a un individuo de hacer maldades de uno que no las hace… El castigo. Esa es la diferencia en muchos casos, el temor a ser castigados. Si esta sociedad no se rigiera por leyes que imponen castigos, veríamos aflorar la maldad en cada uno de nosotros. Sólo se salvarían unos pocos.

Si el ser humano supiera que no hay castigo, estoy totalmente convencida que veríamos maldades en casi todos nosotros.

Desgraciadamente hay infinidad de casos sin resolver para tortura de familiares y allegados de las víctimas.

Esto es lo que aconteció en un caso que hace poco leí. Una chica de trece años fue a hacer la compra de un producto para su madre, de ésto hace 30 años, y desapareció. La buscaron durante meses y años sin éxito. Interrogaron a todo el mundo relacionado con la familia y a todos los vecinos de la zona y nada. Muchos fueron los policías, detectives, expertos de entonces que año tras año abandonaban el caso por no obtener resultados.

En los alrededores del camino que supuestamente había llevado a la víctima a la tienda, encontraron una prenda de la joven y lograron extraer una muestra pero en esos años no se había implantado el estudio del ADN y estuvo guardada durante décadas.

Hasta que por fin un grupo de detectives que fue creado para resolver casos incompletos, se metió de lleno en este asesinato. Cogieron la muestra de ADN para cotejarla con algún nombre guardado en la base de datos. En los años 90 ya existía una base de datos de ADN compartida por todos los Estados Unidos y Canadá. (CODIS)

No hubo coincidencia, todos los investigadores del caso empezaron a desanimarse y a pensar que desgraciadamente el asesino, que a lo mejor ya había muerto, se podía haber salido con la suya.

Unos años más tarde volvieron a dar el caso a otro grupo de investigadores y al analizar un pequeño trozo de esa prenda encontrada en la escena del crimen, el analista extrajo una nueva muestra de ADN, volvió a buscar datos y coincidencias y por fin hubo suerte. Pensaron que en vez de buscar coincidencia exacta, buscarían a personas cuyos ADN tuvieran más alelos en común con el de la prenda. Lo malo es que había más de mil personas con las que el ADN en algunos de los puntos coincidía.

Tras una labor de muchos meses lograron cribar esa lista y descartando a sujetos, llegaron a quedarse sólo con tres personas con coincidencia casi exacta al ADN encontrado en la prenda. Estas tres personas eras tres hermanos. Para más INRI estos hermanos hace 30 años vivían cerca de donde vivía la víctima. Los mandaron llamar y les extrajeron muestras, uno de ellos se puso más reticente saltando las alarmas de los investigadores.

Efectivamente uno de los hermanos era por fin llevado ante los tribunales para ser juzgado.

Efectivamente, después de todo este tiempo y después de un sinfín de profesionales asignados al caso consiguieron dar con él.

Lo atroz, además del asesinato en sí, fué pensar que era un vecino normal. Las personas de su entorno no sospecharon jamás de él porque era uno más..Ésto es lo más desconcertante.

Treinta años después este personaje estaba casado con hijos e incluso con nietos. Su familia pensaría que era un marido y padre ejemplar, cuando la realidad es que era un asesino despiadado.

Me resultó muy asombroso leer todo el trabajo de investigación y cómo la policía persigue los casos sin resolver. Lógicamente los familiares quedaron en paz porque por fin el asesino se dignó a dar la ubicación de donde había enterrado el cadáver. Los padres finalmente pudieron enterrar a su hija y tener un sitio donde poner flores.

Todos podemos estar alertas cuando vemos a alguien con pintas raras o con algún signo de abstinencia, pero ¿Cómo te previenes de gente que parece normal?… ¿Cómo ayudar a alguien que a lo mejor te mete en la parte trasera de una furgoneta y te captura...?

Os aconsejo que tengáis mucho cuidado en quien confíais, sobre todo si no conocéis a la persona. Pero también estar alerta de aquellos que parecen amigos y no lo son. Haced caso a ese instinto que todos tenemos y al que generalmente no hacemos caso.

Hasta el próximo blog…

#maldadinvisible

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Autor:

He aprendido a disfrutar con las cosas pequeñas que no tienen precio, todo lo que se puede comprar carece de valor en mi alma.

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