Féliz me siento y nunca pienso qué pasará mañana, aunque es irremediable dirigir nuestra mirada hacia el futuro. Tengo tantos sueños no vividos, tantos países qué visitar, tantas actividades que disfrutar, que siento un nudo en la garganta al pensar que ya es tarde, que quizás para mi ya no se cumplirán.
Es un hecho que a veces tengo la sensación de haber perdido el tiempo en cosas y personas superfluas que no se lo merecían, y siento que ahora me cubre una capa de culpabilidad y rabia, que muchas veces es imposible
Liberando mi mente, hay madrugadas que me levanto con el ánimo al máximo y me digo «aún tienes mucha vida por delante y tienes muchas cosas que hacer» y aflora en mi cara una sonrisa de optimismo que me inunda.
Inoportunos siento mis pensamientos porque no sé si será normal tener estos altibajos de energía, aunque no los puedo reprimir porque es lo que siento.
Comprender y aceptar que emprender algo nuevo da sentido a mi vida. Estos pensamientos me elevan a un estado zem que aligera mi carga diaria, pero por otro lado siento un temor inexplicable a emprender esta nueva vida, esta nueva etapa. Inquieta, me siento culpable, muy culpable a veces por quejarme de mi vida, de mi estado, me culpabilizo porque observo otras vidas, desde fuera eso sí, y siento que hay muchas personas con vivencias y situaciones mucho peores que la mía. Pero también pienso que cada uno sufre lo suyo y es humano.
Inquieta y retante, a veces, me levanto con el pensamiento filosófico e intento situarme frente al espejo y pensar en lo que mi estado de ánimo me sugiere para vestirme. A veces me pongo el mundo por montera y escojo prendas arriesgadas, combinaciones de tejidos y estilos que me hagan innovar. Me miro y remiro y paso a maquillarme, tenue, sencilla pero lo suficiente para salir a la calle con el pecho hacia afuera y una sonrisa de oreja a oreja.
Decenas de veces me siento culpable por reir, pero un día leí que muchas veces quién más sonríe es quien quizás más triste está en su interior. Me pareció muy significativo y creo que cuando alguien lo ha escrito es porque quizás lo ha sentido así alguna vez. Así pues no es raro sentir pena, desazón y a la vez dibujar sonrisas.
Ante mí sé que se está abriendo un mundo lleno de oportunidades que no veo por las gafas de opacidad con las que miro todo a mi alrededor, pero cuando la niebla por fin se disipe espero ver la luz.
De todas maneras «la vida es un sueño y los sueños, sueños son» (Calderón de la Barca). Y es que es así, muchas veces pienso que todo lo acontecido en mi vida es un mal sueño de esos de películas en las que el director hace que su personaje despierte y se carcajee al visualizar la realidad. Pero en mi caso nada de lo pasado ha sido un sueño.
SEGUIRÉ COMPARTIENDO MIS SENSACIONES CON VOSOTROS, MIS LECTORES.
#acrostico
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado