Crear un sueño para nuestra vida y no dejar que nada ni nadie lo ensucie con palabras necias y actos vergonzosos.
En nuestro sueño no cabe la mentira, esa gran bicha mala que corrompe todo a su paso.
Mentiras piadosas dicen, ¿pero es que la maldad es piedad, es que acaso las malas artes son limosnas que dar?
Todos los que mienten, se engañan a sí mismos porque no tienen la seguridad suficiente para abordar la realidad de sus vidas y de sus actos por lo que acaban justificándose con trápalas ya que son la única manera que tienen de sobrellevar su hedor.

La mentira es mentira y son cómo la nieve, que rodando y rodando, consiguen hacer una bola enorme. Lo mismo pasa con las mentiras, una vez dices una, éstas empiezan a derivar en otras y a su vez en otras hasta conseguir que sus vidas sean aquello que quieren y no aquello que son.
Estas trolas se desbaratan cuando entran en contacto con los actos, con el comportamiento, que es más díficil de esconder. Entonces es cuando nos percatamos que «del dicho al hecho hay mucho trecho» y que quizás para entonces ya estemos atrapados en la tela de araña de embustes y nos es casi imposible desenmarañarnos.
Pero ¿por qué surgen las mentiras, qué nos lleva a utilizarlas cómo si de un salvavidas se tratará?
La mentira en sí es hacer o decir lo contrario a lo que se piensa, y ésto puede ser provocado por miedo, maldad, y algunas veces por bondad.
Pero cuando engañamos ya no hay vuelta atrás, el engaño hace real esa mentira.

Yo personalmente creo que las buenas mentiras, por decirlo de alguna manera, o intentar no hacer daño al prójimo si sabemos que la dura verdad los va a hacer sufrir, es buena táctica pero peligrosa.
Hay una línea muy fina entre la mentira piadosa y la mentira que de alguna manera nos beneficia a nosotros.
Cuando decimos una falsedad piadosa ¿estamos seguros que la otra persona sería incápaz de asumir la verdad?
Sinceramente no lo sabemos, es posible que creamos que decir la verdad va a ser peor, pero no lo sabemos. De todas maneras es un camino peligroso que coger porque muy cerca están las mentiras malas, crueles y conscientes que pueden arruinar una vida.
Los mentirosos compulsivos viven en una mentira constante, viven mintiendo y engando porque de otra manera son conscientes que la sociedad los rechazaría o ellos lo creen así.
He coincido en mi vida con algunas personas así, personas cuya vida estaba cimentada en la mentira, en el engaño, en construirse una personalidad ficticia que embelese a los demás y así caerles bien.
Pero estos mentirosos compulsivos, son y se sienten inferiores al resto, suelen ser personas que exteriormente asumen el papel de héroes callejeros y salvavidas, ante la gente son sensatos, educados, valientes, pero en el trasfondo de su alma sólo existe miedo, inferioridad, cobardía y soledad. Este tipo de personas son las que para engrandecerse ellos intentan menospreciar al resto.
Son los mayores manipuladores de las mentes, porque han desarrollado una gran táctica de engaño y dependencia para acallar su falta de personalidad
A estas personas sólo les importa ellos y los demás les sirven para conseguir aquello que quieren. Cuando lo consiguen van a por otra víctima y lo más gracioso es que su «modus operandi» suele ser el mismo.

Si coincides con otra persona que haya sufrido los engaños de un mismo individuo, los dos coincidiréis en que habéis vivido lo mismo.
Os daréis cuenta que toda vuestra relación con esta persona ha sido «un corta y pega» en todos los sentidos.
Por otra parte cómo yo siempre digo, hay que hacer caso a las sensaciones que sentimos.. Cuando algo nos haga vibrar negativamente, hagamos caso, pongámos toda nuestra atención porque seguramente estemos ante alguién que nos miente.
No quiero dejar de apoyar aquellas mentiras que se dicen para no hacer sufrir al otro, pero en estas mentiras no hay engaño porque el afán de decir esa mentira compasiva no es beneficiarse ni hacer mal. Por ejemplo si un ser querido ha muerto de manera no natural, es más consolador que el médico nos diga que no ha sufrido porque así será más fácil sobrellevar ese duelo, aunque realmente haya tenido una muerte dolorosa.
Pero cómo digo, no es un engaño. Creo que aquí radica la diferencia. Cuando mientes para engañar sacando algo positivo a costa de lo negativo de la otra persona es inaceptable y hemos de ir con pies de plomo, pero si esa mentira no engaña sino que consuela y provoca un sentimiento positivo y de alivio en el otro entonces creo que estaremos de acuerdo en que es mucho más aceptable. #cuidaconloquedices