
Estaba cómo en un sueño en el que no veía bien, no oía bien y sea lo que sea que me hubiera pasado no sentía nada.
Lo más alarmante y que no lograba dejar de ver es a esa persona que me repetía lo mismo una y otra vez.
De pronto todo se apagó y ya no vi nada más.
Me desperté sin dolores pero no reconocí la cama. No sabía que estaba pasando ¡esa no era mi cama y no era mi habitación ! Me levanté y salí a un pasillo con puertas blancas y fui abriéndolas una a una. Eran habitaciones normales, muy bien decoradas pero las de una casa normal.
Bajé las escaleras muy confundida y entré en un salón muy grande que no reconocía. Me dirigí hacia la cocina y por un momento retrocedí porque había visto unas fotos en una pequeña biblioteca del salón.
En la foto había una pareja de unos cuarenta años y una chica que tendría unos dieciséis ó diecisiete años con pelo largo negro y facciones casi orientales aunque no parecía ser oriental.
Seguía sin entender nada y por un momento pensé que estaba en un sueño—¡¡¡¡Eso es, esto es un sueño y sigo en el hospital!!!!—.
Decidí subir a la habitación y tumbarme en la cama porque la verdad estaba un poco cansada y al parecer me dormí.
Me desperté y al abrir los ojos seguía en la misma habitación. Ya me estaba empezando a asustar porque todo aquello no tenía sentido. Pensé ¿ y si me han secuestrado ó he salido del hospital y esta buena gente me ha socorrido?
Fui hacia el baño que había en la habitación a lavarme la cara. Me sequé con una toalla que olía cómo a lilas y recorrí visualmente el aseo, al dar la vuelta había un espejo grande de cuerpo entero, el reflejo que vi era el de la chica de dieciséis ó diecisiete años con rasgos orientales.
Estaba temblando y no podía parar ¿—Qué me estaba pasando—?. Seguía temblando sin parar y por un momento empezaron a venirme imágenes a mi cabeza y empecé a visionar mi vida.
Me llamaba Marga, tenía 35 años y estaba casada. Llevaba unos años en una profunda depresión y aunque tenía una hija de 7 añitos y mi marido era maravilloso, sentí que mi vida no tenía sentido.
Recuerdo que salí de mi casa con la bici muy deprisa y estaba tan triste que pensé que mi momento había llegado…Un coche pasó en sentido contrario y sin pensarlo dos veces me lancé hacia él y recuerdo que acabé en un terraplén con la bici. ¡Ya lo había conseguido, había llegado mi hora!.
Lo siguiente que recordé muy difusamente era la llegada al hospital y despertarme en aquella casa extraña.
Ahora estoy en esta casa sin saber cómo había llegado y qué significaba todo aquello.
Al cabo de un rato oí a gente que entraba en la vivienda y me metí en la cama haciéndome la dormida.
Se abrió la habitación y una mujer le dijo a un hombre —Cariño, nuestra hija está bien gracias a Dios pero aún está dormida, — — sí, no la despertemos, ya bajará—.
Cerraron la puerta y entendí que eran los padres de la joven o sea «mis padres» pero¿ por qué tenía el aspecto de la joven pero el cerebro era el mío, las sensaciones, vivencias y recuerdos eran míos? Había visto tantas películas al respecto que no lo podía creer. Finalmente decidí bajar y ver qué pasaba..Igual se me había dado una segunda oportunidad porque de lo que estaba segura era de mi arrepentimiento por haber intentado quitarme la vida.
La vida es tan bonita que ¡cómo pude pensar en hacerles esto a mi familia!
Bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina a enfrentarme a mis «padres». No quise hablar mucho y cómo estaba confusa todo iba a ir bien…Cuando terminé de cenar lo que me había puesto aquella señora desconocida pero que ella daba por hecho que yo era su hija, me despedí con un breve —me subo a dormir—y fui hacia la habitación de esa joven de cuyo cuerpo era yo ahora su inquilina.
Me metí en la cama sin saber cómo enfrentar esta situación y empecé a llorar mucho, tanto que me quedé dormida.
Abrí los ojos muy lentamente porque me dolía mucho la cabeza, veía borroso y oí voces que gritaban —¡Se está despertando, se está despertando!—. Reconocí la voz de mi marido y lo vi allí llorando y abrazándome. Luego vinieron los doctores y me abrieron los ojos, me pusieron una luz cegadora enfrente y dijeron que todo estaba bien, lo peor ya había pasado..Oí nuevamente a mi marido llorando.
Poco a poco fui despertando y recordando lo que había pasado y le pedí perdón, lloré, grité por lo que les había hecho y que no me perdonaría jamás. Mi marido con todo el amor de mundo me cogió la cara muy suavemente y me dijo que todo estaba bien, lo que importaba era que yo iba a salir adelante y que todo se arreglaría.
Le dije después de toda una tarde allí hablando que se fuera a casa que estaba bien y ya no hacía falta que se quedara más noches, porque una de las enfermeras que me trajo un zumo, me había dicho que mi marido se había quedado todas las noches.
¡Madre mía cómo amaba a ese hombre!. —cariño esta noche me quedaré contigo porque te tengo que dar una noticia y no quiero que estés sola—. Por un momento pensé que le había pasado algo a nuestra pequeña pero me tranquilizó y me dijo que estaba perfectamente con mi madre, —amor, te arrojaste a un coche y casi te matas. No has sufrido daños cerebrales sólo daños en una pierna y por eso está toda vendada. El doctor dice que en un par de meses con rehabilitación te pondrás perfectamente, por este motivo los psicólogos me han sugerido que cuando salgas y para hacer la rehabilitación te ingresemos en un centro especializado con psiquiatras y psicólogos que te ayudarán. Me he negado en un principio pero cómo la policía ha tenido que intervenir me han sugerido que es lo mejor para ti, así que les he dicho que está bien—.
Me quedé tan impactada que no dije nada en casi una hora. Él intentaba normalizar todo y darme ánimos pero yo no escuchaba . De pronto le dije––no importa, estoy viva y eso es lo verdaderamente valioso, la vida es bella y lo superaré —. Nos dimos un abrazo y pensé que era la mujer más afortunada del mundo y qué sería buena decisión.
El me siguió contando que llevaba seis meses en coma y que ese día me había despertado.
Eso sí que no lo esperaba, ¡pensé que habrían pasado varios días!. Eso me impresionó pero era lo que me habia buscado por haber hecho esa barbaridad.
Al cabo de un rato, él se acostó en la cama supletoria que había en la habitación y yo me dispuse a dormir y a asimilar todo lo que había pasado. Entendí que todo lo que había creído vivir en esa casa había sido un sueño durante mi letargo, ¿pero había sido un sueño ó había algo de realidad?
Mi pequeña había venido varias veces a verme y eso me dio las fuerzas para luchar…y sin entonces saberlo iba a necesitar todas las fuerzas del mundo para poder aguantar lo que me pasaría después.
Continuará.
#soporoscurosegundaparte#