
Hola amigos, hoy traigo un tema excitante. Este adjetivo se quedaría corto para definir lo que sentí cuando me lanzé en paracaidas.
Los deportes de riesgo me encantan aunque no he practicado casi ninguno, porque os confieso soy bastante miedica, pero el salto en paracaidas era una ilusión que tenía desde hacía tiempo.
Después de mucho pensar, buscas y eliges el sitio para reservar plaza un sábado cualquiera. Llegas allí y ya ves a los instructores doblando paracaidas y a otros preparando a los saltadores..
Cuando llega tu turno se presenta tu instructor y te da una serie de instrucciones básicas, que la verdad, cuando estás en las alturas se te olvidan por completo. En ese momento ya empiezas a concienciarte que estás allí de verdad..
El corazón se te empieza a acelerar cuando te van poniendo los arneses, te ríes con esa risa nerviosa y los instructores te animan, pero sientes ese pellizco en el estómago que no se te quita. Luego toca subirse en la avioneta y ahí es cuando el corazón empieza a acelerarse y dices ¡¡Dios mío donde me he metido!!. Una vez dentro de la avioneta estás con tu instructor y te sientas encima para luego enganchar los dos arneses.
Vas viendo cómo sube y sube la avioneta hasta alcanzar los 4000 m de altura, y es cuando tu instructor engancha las dos sujeciones. Esa sensación no se me olvidará nunca porque es cómo si nos convirtieramos en uno. Te sientes segura y empiezas a tener menos miedo porque ya te conciencias que estás muy cerca de un profesional y bien enganchada. Aún está el corazón latiendo a todo ritmo y llega el momento.
Te ponen en la orilla de la portezuela y el corazón parece que se te va a salir del pecho porque tú vas delante y ves todo en primera fila….
Llega la hora del salto…y cómo algo sobrenatural se me va el miedo y empiezo a sentir el viento en la cara, esa sensación de libertad, de paz, creyendote importante porque estás volando en las alturas a vista de pájaro, en ese momento desearía que esta experiencia no acabara nunca.

Cuando ya aterrizas, la sensación de bienestar y de superación que sientes en ese momento es indescriptible. Estas contenta, te ríes y compartes lo bueno que ha sido el riesgo con el resto de los que van aterrizando. Todos los que saltamos en el mismo grupo sentimos lo mismo y todos coincidimos en querer tirarnos otra vez.
Me encantó y repetiría una y otra vez.
Espero que mi experiencia os sirva para animaros.
Hasta el próximo blog.